cuentos las lunas
El Regalo Era mediodía. José sacó de la habitación una bolsa negra de plástico. Había en el patio de tierra un tambo grande de basura. Tiró la basura en el tambo. Entonces tomó una cubeta, le llenó con agua, puso en ella algo de pino y entró de nuevo a la habitación, trapeó lo mejor que pudo. Le pagaban a veinte pesos la limpieza de cada cuarto; si lo trapeaba eran cinco pesos más. Por limpiar los baños y la pista no cobraba nada, a cambio de eso doña Chuy le dejaba usar un colchón viejo con manchas amarillas y le daba de comer, en la mañana huevos o chilaquiles y por la tarde cocido de res, o pozole, lo que hubiera del día. Doña Chuy lo despertaba temprano. José, muchacho flojo ya es hora, son las diez de la mañana. Su trabajo empezaba con los baños, sacaba los papeles, echaba agua con cloro y lavaba el piso. Barría y trapeaba la pista de baile, tiraba a la basura colillas de cigarro, fichas y latas de cerveza. Le gustaban las putas, se la pasaba espiándolas por la luz que s